domingo, 8 de mayo de 2011

Calderón no puede retirar al ejército de las calles

ENFOQUE
Por Miguel Ángel Kaiseros
Calderón no puede retirar al ejército de las calles
**No puede sin el permiso de los gringos
** Nadie está vencido mientras no deje de luchar
No es exagerado decir que México es el país de las marchas, igual que otros pueblos que desesperados en un callejón sin salida institucional, buscan alternativas para superar problemas que rebasan en mucho su capacidad de aguante, y ponen en riesgo su futuro y la oportunidad de convivir en armonía y con dignidad. La realidad me obliga a ser pesimista, por eso temo que la marcha por la paz será fallida, porque no se puede esperar otra cosa de un gobierno fallido como lo es la administración de Felipe Calderón.
Sin restar mérito a sus organizadores, ni a una sola de las personas que participaron, ese movimiento deja en la sociedad un sentimiento de que todo seguirá igual ante la evidente cerrazón de un gobierno que no atiende a los sentimientos nacionales, sino que sigue el libreto impuesto por el Departamento de Estado, de los Estados Unidos de Norteamérica. Observemos que el mismo día, en que la marcha iniciaba, Felipe Calderón se adelantó, y gritó una vez más que el ejército seguirá en las calles.
Cada día toma forma fondo, la sospecha popular de que el compromiso de Calderón con el Gobierno de Estados Unidos, fue precisamente poner al ejército en las calles, a cambio de que los gringos lo ayudaran a consolidar su gobierno que se iniciaba en el peligroso abismo de la ilegitimidad electoral. Esa sospecha no es jalada de este modesto comentarista, sino de críticos autorizados de México y otros países que han vivido experiencias similares.
De acuerdo a esas sospecha atemorizante, no es que Felipe Calderón no quiera cambiar su estrategia retirando el ejército de la lucha contra el crimen organizado, lo cierto es que no puede hacerlo, porque romper ese compromiso hecho en lo personal y en lo oscurito con los gringos, sería la ruina de su gobierno, de México y sus instituciones todas, lo que generaría un caos más dramático. Vista así la situación de Calderón, es el gran perdedor, el resto de la nación mexicana, simplemente pagamos platos rotos de un fraude electoral.
Para el gobierno sionista gringo, consolidar gobiernos ilegítimos es una industrial rentable para luego despacharse con la cuchara grande, adueñándose de riquezas de los pueblos sometidos, e imponer la bota militar que cancela ideales libertarios. Faltan dedos de las manos y de los pies para contar los ejemplos, pero por ahora bástenos el más reciente donde los gringos sionistas derrocaran a Manuel Zelaya en Honduras, y en su lugar impusieron al cara de chango Porfirio Lobo. Todo a pesar de la heroica resistencia del pueblo hondureño.
Por eso temo que la marcha por la paz, a pesar de sus nobles propósitos no dará los frutos que con justicia busca y exige. Las propuestas que en esa marcha hacen los marchistas en voz de sus organizadores, se las llevará el viento indolente del gobierno Federal, porque sencillamente, un presidente fallido no puede hacer nada sin la previa autorización de los gringos, a quienes de facto les debe la silla presidencial.
Sin embargo, no todo está perdido. Palpita con vigor patriótico en el pecho de cada mexicano y cada mexicana sin vocación de esclavos, el poder de establecer marchas sistemáticas como la que encabezó Javier Sicilia, padre herido por la muerte de su hijo que fuera víctima del estado de muerte de Felipe Calderón. Los mártires que han caídos, serán honrados con millones y millones de ¡Ya basta! No olvidemos jamás, que nadie está vencido, mientras no dejemos de luchar.
Hasta pronto, pero desde nuestro ENFOQUE.
enfoque50@hotmail.com

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